Este mundo todavía tiene que avanzar mucho. Con la ayuda de las personas de buena voluntad para las que la humanidad sí significa algo. Para las que vivir es algo más que un simple pasar de los días. Para las que aún les incomodan las injusticias sociales, para los que aún conservan un mínimo de sensibilidad hacia el otro o guardan en su interior una bonita utopía.
Los derechos fundamentales de las mujeres continúan violándose continuamente en muchos países del mundo y Naciones Unidas denuncia que ningún país trata igual a las mujeres que a los hombres. El 70% de las personas que viven en extrema pobreza o que no tienen acceso a la educación son mujeres. Además la explotación sexual, las violaciones en conflictos armados o la mutilación genital son realidades que sufren millones de mujeres cada año. El respeto para la mitad de las personas que habitan este mundo es una cuestión de derechos y justicia social. ¿Donde empiezan los derechos humanos realmente? "Los derechos humanos empiezan cerca de tí, cerca de casa, en el barrio donde vives, en la escuela o colegio al que asistes, en la fábrica o en la oficina donde trabajas. En lugares cercanos y pequeños, en lugares conocidos. En esos lugares donde todo niño o niña, donde todo hombre y toda mujer anhela igualdad de justicia, igualdad de oportunidades, igual dignidad sin discriminación. Si estos derechos no tienen sentido en la realidad cercana poco significado tendrán en otros lugares. Sin una acción ciudadana comprometida a defenderlo a nivel local, estaremos buscando en vano el progreso del mundo", eran reflexiones de Eleanor Roosevelt fundadora de la organización independiente no gubernamental Freedom House, defensora de las libertades en el mundo. Las distintas formas de violencia que se ejercen contra las mujeres en el mundo es una cuestión de respeto a los derechos humanos del individuo. La denuncia por parte de las mujeres que sufren agresiones o privacidad de libertad es importantísimo para solucionar este problema, tan importante como que los hombres de buena voluntad expresen su rechazo públicamente y acompañen a las mujeres en esta lucha. Sencillamente todo aquel que quiera un mundo sin violencia.
El fondo de desarrollo de Naciones Unidas para la mujer ya indicó hace una década que la violencia contra las mujeres "está total y directamente en contra de los objetivos del desarrollo". El género femenino ha sido testigo de muchas atrocidades sin ley, lo que ha influido para que muchos hombres se hayan acostumbrado a pensar que pueden asesinar, torturar y violar a las mujeres y quedar impunes. Las mujeres ahora salen de casa y empiezan a participar en todos los aspectos de la sociedad y es evidente que todavía muchos hombres las odian por ello. Porque hasta ahora el precio que ha tenido que pagar la mujer por vivir con un hombre ha sido su falta de libertad. Hay sitios donde se asesina a una mujer y la indiferencia es total. Sabemos que 400 mujeres fueron asesinadas en la última década en la ciudad de Juárez (Mexico) y que también hay un "feminicidio" en Guatemala con 2 víctimas diarias y 1.500 mujeres violadas, torturadas y asesinadas en los últimos 4 años. "Atada con alambre de espinos, espantosamente mutilada, con insultos grabados en su piel, violada, asesinada, decapitada y tirada en un arcén", en la capital de Guatemala es raro el día en que no se encuentra una mujer en estas condiciones. Es espantoso.
Según Amnistía Internacional "la violencia contra las mujeres es la violación de los derechos humanos más silenciada e impune. Se dá en todas las sociedades. La discriminación está en las actitudes familiares, en la cultura y la religión pero también en el propio estado. Cuando es el estado el que discrimina, las mujeres por ley no tienen derecho a opinar, a decidir, a trabajar o a obtener justicia en pie de igualdad. En Arabia Saudí las mujeres no pueden votar. En Camerún es el marido quien decide si la mujer trabaja o no. En Sudán estan permitidos los matrimonios forzados. En Guatemala la ley permite la suspensión de la condena por violación si el violador se casa con su víctima. En Nigeria la violencia familiar está amparada por la ley.
Cada 18 segundos una mujer es maltratada en algún lugar del mundo. Hasta ahora la violencia tiene mayoritariamente rostro masculino pero por lo que hay que alzarse es por un mundo sin violencia para todos, donde se respeten los derechos humanos, se respete al otro y se trate a las mujeres como personas, un mundo donde no impere la ley del más fuerte y el más bestia, eso es lo que nos haría crecer como personas y lo que traería indudablemente un mundo mejor.
Estadísticamente está más que comprobado que en proporción los malos tratos entre mujeres son mucho más frecuentes que entre hombres y mujeres. Basta ya de victimismo y de tabúes, es un secreto a voces, todo el mundo lo sabe pero no se habla de ello en los medios que supuestamente deberían ser objetivos e imparciales. La violencia de género es un término maniqueo y manipulado por las feministas satanizando siempre al varón. Si no lo creeis entrad en el google y buscad malos tratos entre lesbianas. Basta ya de querer lavarnos el coco con lo estupidamente correcto. Las feministas se creen que por el hecho de ser mujeres ya son superiores al varón, más comprensivas, pacíficas e inteligentes, que el hombre es imperfecto por naturaleza y ellas las poseedoras de la sabiduría del universo. La mayoría son lesbianas frustradas, violentas y resentidas que dejan mucho que desear tocante a humanidad y comprensión de las cosas. Lo deseable es la igualdad y no el resentimiento, la envidia, ni la venganza demonizando al género masculino. Igual se creen que así consiguen algo.
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