Uno de nuestros grandes problemas es que nos creemos que lo sabemos todo, y en realidad no sabemos casi nada. Vivimos en una galaxia descomunal, de la que ni siquiera sabemos si contiene más planetas similares al nuestro, en los que pudiera haber vida, tal y como la conocemos; ¿Por qué no?, ¿quién sabe?, quién sabe si una explosión, si un big-bag, pudo dar origen a más formas de vida en otros planetas, análogas o no a la humana; hay cosas de las que no sabemos casi nada.
Nuestra civilización tiene una cosa muy buena: lo hemos inventado todo. Todo lo que llevamos puesto, desde nuestros calcetines hasta nuestro abrigo, son creaciones; todo lo que vemos que no es naturaleza o ser vivo: las bicicletas, los coches, los edificios, los aviones, todo lo hemos creado, pero en el otro lado de la balanza las relaciones sociales no fluyen entre las personas: hemos derribado las fronteras físicas en aras de un mundo global, pero las raciales, sexuales, de género o de clase permanecen. Tenemos un mundo que se cae a pedazos, la gente sufre, muere y se ahoga en el Estrecho, el curro es una mierda y la vida de muchos un callejón sin salida; casi nadie trabaja en lo que le gusta, otro gran problema.
Otro mundo es posible. Un mundo donde a la gente le mueva la cultura, pero no una cultura enfocada al consumo, como ahora, sino una cultura orientada a la creatividad de cada uno, al artista que todos llevamos dentro, para que la gente se de cuenta del placer que produce crear, y lo que la creatividad y la cultura puede mejorar su vida. Un mundo sin una competitividad y un individualismo feroz, un mundo donde la gente se ayude, en vez de no poder contar con nadie. En occidente se da la paradoja que es supuestamente el lugar del mundo donde mejor se vive, pero donde la gente es más infeliz, ¿quién explica ésto?. Vivimos muy engañados y manipulados por los medios de comunicación, a eso hay que añadir que las nuevas tecnologías de comunicación no están sirviendo para unirnos como se pronosticó, más bien nos están individualizando más. Ojalá despertemos de nuestro bonito sueño y nos demos cuenta de las cosas tan increiblemente positivas que podemos hacer con ellas: Acabo de llamar a la embajada de Irán en España, es realmente impresionante, somos 33,317 los que hemos contribuido a lanzar la urgente campaña de medios de comunicación dirigida a lograr que se haga justicia en el caso Sakineh, la mujer condenada a morir lapidada en Irán por cometer adulterio. pero ahora el régimen iraní indica que podría ser ahorcada por asesinar a su esposo (un cargo que fue oficialmente retirado hace 4 años). La semana pasada, emitieron en la televisión nacional una confesión de Sakineh casi inaudible. Su abogado ha manifestado que la confesión fue obtenida por la fuerza, después de dos días de tortura. Por más desesperante que parezca la situación, el hecho de que el régimen se está tomando la molestia de emitir el caso en la televisión nacional demuestra que las autoridades se están tomando nuestro llamamiento muy en serio. Ahora también sabemos que la presión está teniendo un efecto más allá del caso Sakineh. La pasada semana, Irán procedió a revisar otras condenas judiciales similares a dos mujeres de 25 y 19 años respectivamente.
Inundemos las embajadas de Irán en todo el mundo con llamadas, mensajes de voz y visitas. Nuestras acciones llegarán a oídos del gobierno a Teherán, quien así comprobará el enorme nivel de preocupación ciudadana que este caso ha despertado a nivel mudial. Los líderes de Irán se defienden diciendo que la campaña a favor de Sakineh es una cruzada del mundo occidental, pero la comunidad de Avaaz (impulsora de esta acción de protesta global) se extiende por todo el mundo, y podemos demostrarles que no somos parte de ninguna cruzada occidental, sino de una campaña global en defensa de la justicia. Juntos hemos ayudado a Sakineh a dejar de ser otra víctima olvidada de este inhumano castigo, y a convertirse en un símbolo de la lucha por la justicia; un símbolo que ni siquiera los líderes más poderosos de Irán pueden ignorar. La situación de Sakineh y de otras personas condenadas en Irán continúa siendo muy grave.
Me gustaría ver que a la gente nos moviesen las causas justas, la ecología, el arte, las causas humanitarias y la paz. Y que nos dieramos cuenta de todo lo que podemos hacer con las nuevas tecnologías de comunicación. Este mundo es demasiado injusto para que haya paz, pero podemos hacer grandes cosas, ¿Acaso no lo es llegar a salvar la vida de una persona condenada injustamente? Brasil, le ha ofrecido asilo a Sakineh. Irán sabe muy bien que la injusticia cometida contra Sakineh está perjudicando sus relaciones con dos de sus principales aliados, Turquía y Brasil. A estas alturas, seguro que están deseando que el caso Sakineh concluya de una vez por todas. Al régimen iraní lo que hay que exigirle es el fin de todas las condenas por lapidación, y la abolición de esta aberrante e inhumana práctica contra las mujeres.
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