CARTA A LOS REYES MAGOS
Estimados Reyes Magos:
Siento la tardanza de mi carta, pero este año no sabía muy
bien que pedir. Esta noche debería rodear mi Belén con alambre de espinos para
reproducir fielmente el paisaje de la Palestina actual; y enviar un “ángel”
para convocar una conferencia de Paz. Esta noche muchos niños en “Gaza” no
recibirán ningún regalo. Hemos producido una generación de niños que no saben
si son capaces de “Sonreir”, y la vida en “Gaza” es un infierno. Majestades…,
si yo hubiese nacido en “Gaza”, correría la misma suerte. Así que doy gracias a
que esto no fue así. No se si a ustedes que vienen de Oriente (que está que se
sale) todo esto que explico les parece normal, a mí que nací en Occidente
(ahora decadente) no.
Como se que este año es el último que viene con ustedes
“Obama” disfrazado de Baltasar, porque ha dicho que “ya no quiere hacer más de
Rey negro”, quisiera pedirles un favor: que EE.UU. deje de vender armas y armas
a Israel con una mano, y a pedir la “Paz” con la otra de cara a todo el mundo civilizado:
Oriente y Occidente. Y porque es una guerra “sucia e injusta”: un bando está
cargado de armas hasta los dientes, y el otro no. Y a esto, claro está, se
llama valentía.
Quiero que sepan que esta navidad he puesto un “Muro de las
lamentaciones” en mi Belén, pero no me cogen “todas” (las lamentaciones, quiero decir), porque este año ha
sido muy “subversivo”, y casi me ROBAN la sonrisa sin nacer en “Gaza”. No se sí
en su largo peregrinar por Oriente, les han ROBADO alguna vez alguna de esas
coronas de oro que llevan ustedes en la cabeza, pero así me siento yo; y
últimamente parece que la vida pasa de largo, porque no ROBO, no doy sablazos, no miento, no
asalto a los ciudadanos, no difamo, no soy corrupto ni “crápula”. Es decir,
MOLESTO, soy “subversivo” e incito al “desorden”.
Queridas Majestades, puesto que
vivimos el mundo al revés, andamos de cabeza y pensamos con los pies, no saben
cuánto agradezco que en verdad sean “Magos”, porque vamos a necesitar muchos
“trucos” de magia buena para recuperar todo el dinero que se ha “esfumado”.
Puesto que hemos producido una generación de adultos que no saben si son
capaces de abrir la boca sin llenarla de “mentiras”, necesito que este año
entren por la chimenea de esas casas grandes y cómodas con jardín o grandes
áticos con chimenea de medio millón de euros (tipo hogar de políticos,
banqueros, constructores, empresarios del IBEX35, etc) que han sido comprados
con dinero del contribuyente, o a costa de tener gigantescas deudas con el
fisco, y les deje una simple nota de mi parte:
“Muchas gracias. Muchas gracias por
su solidaridad, su sinceridad y su responsabilidad, y por creerse tan buenas
personas. Muchas gracias por “vivir por encima de sus posibilidades” a cargo
del contribuyente. La “buena compañía” no se compra con dinero. Que disfruten
en familia del “pavo” de Navidad”.
A ustedes sus majestades, les
aviso, que no corren buenos tiempos para las “monarquías”…, y sólo les voy a
pedir una cosa más: que este año pasen por “Gaza” y monten allí un taller de
Risoterapia para los niños, es el mejor regalo que pueden hacerles. A ustedes
que dan regalos a los niños y los llenan de alegría, quería decirles que todos
los niños del mundo deberían crecer y
desarrollarse en una cultura de paz
desde la infancia. Y los adultos deberíamos tomar conciencia del daño cultural
que se hace a la formación de los niños
y niñas por parte de los padres, al adquirir juguetes bélicos; y, a su vez, los
niños, quienes erróneamente se divierten simulando violencia. Estamos inmersos
en una civilización que expresa en todos sus ámbitos una agresividad
notable, que ha hecho de la violencia
una trivialidad al verla en hechos cotidianos como también en películas, vÍdeos-juegos y en los noticiarios por televisión. Y forma
parte también de este “culto a la violencia”, los juguetes denominados
“bélicos”, porque la diversión intrínseca que estos juguetes simbolizan, es
la agresión al otro, como son los aviones, buques,
tanques, pistolas y armas de juguete –todos ellos invasivos-. Algo aparentemente tan
inofensivo, va sembrando en la mente –especialmente- de los niños, una cultura
agresiva al buscar soluciones sobre la base de la violencia, y esto no es nada
bueno; tenemos que “formar”; no “deformar” las mentes de los niños. La
recurrencia con que los adultos se enfrentan en conflictos bélicos, no es buena
ni necesaria trasladarla a los niños; por eso este año les pido su colaboración
para que no regalen a los niños y niñas ningún juguete bélico.
Yo Majestades, Melchor, Gaspar y
“Obama”, comprenderán que no necesito regalos…, ya fue bastante regalo no nacer
en “Gaza”.
Feliz viaje de regreso a Oriente,
donde ahora brilla el sol.