"TODOS SOMOS ESO, PERSONAS"
Como digo en mi libro "Un cambio de pensamiento global", venimos de un mundo inhóspito en el que durante siglos ha predominado, en escenarios de poder exclusivamente masculinos, la cultura de la imposición, del dominio, de la violencia, del sometimiento. Y la gente era vasallos, subditos obedientes, sumisos acallados, individuos con temor. Entre otras cosas porque la educación recibida no nos enseñaba a pensar, sino a obedecer. Nos movemos hacía un mundo global más libre con diversidad de ideas y valores y que agrupa a distintas culturas, lo que lo enriquece, un mundo incluyente, no excluyente como hasta ahora, entendiéndose y respetando todas las diferencias de credos, lenguas, orientaciones sexuales, políticas, sociales, raciales y físicas o psiquicas, extrayendo lo mejor del Ser Humano, amándonos y respetándonos sin exclusiones. Un mundo donde las mujeres y los hombres valgan lo mismo, donde no se infravalore y respete a la mujer. Un mundo sin discriminación o estrigmatización.
Si te sientes distinto, desde joven tienes que preguntarte por ti mismo, tienes que formularte preguntasm, y eso agudiza tu sensibilidad. Cuando eres diferente, el mero hecho de serlo te saca de lo gregario, te aparta del rebaño. Y eso es bueno para cuestiones de personalidad, cultura o sensibilidad, la persona no ha nacido para ser rebaño, sino para ser un individuo que efectivamente se puede integrar a una colectividad, pero sin perder su identidad. Todo lo que te saque de la masificación es bueno, y por eso agradezco mucho el haber sido diferente, por la inestimable sensibilidad que me ha permitido cultivarme. Robert Frost lo define muy bien: "Dos caminos se bifurcaban en el bosque, y yo tomé el menos transitado. Y eso lo cambió todo".
Recuerdo un buen documental que vi en La 2 de RTVE no hace mucho. El trabajo en realidad versaba sobre el grado de cooperación y de asunción de las tareas domésticas por parte de ambos miembros de una pareja. En él se encuestaban mayoritariamente a parejas heterosexuales, a excepción de dos parejas de chicos homosexuales y ninguna pareja de lesbianas. Un documental ,por tanto, incompleto, pero así y todo un chico heterosexual contó a mi juicio al experiencia más interesante de todas las parejas entrevistadas. Este chico que durante 10 años trabajó sin descanso como alto ejecutivo de una multinacional, decidió un buen dia, romper con la vida que llevaba, porque quería experimentar la experiencia de ser padre "con todas sus consecuencias", haciendo exactamente lo que hacen casi todas las madres por sus hijos: despertarlos, bañarlos, vestirlos, darles el desayuno, llevarles al colegio, volver a recogerles, darles de comer, y atenderlos cuando estén en casa hasta que cenen y se acuesten. Y así todos los días. Hizo esto con sus hijos durante largo tiempo, es más, él era quien se ocupaba también del lado escolar: de hablar con los profesores de sus hijos, apoyarles en los estudios e ir a las reuniones de asociaciones de padres. y he aquí lo más interesante, durante todo este tiempo, todas las personas conocidas y menos conocidas que le observaban acompañando a sus hijos a todos lados le hacian la misma pregunta. La única pregunta que le hacían era: ¿Por qué quieres hacer esto?. Esta misma reacción de la gente llevo a este chicio heterosexual a sacar su propia conclusión al respecto, y su conclusión fue esta: "El que molesta siempre es el diferente". "El que hace cosas diferentes y se comporta de una manera diferente, es quien nos molesta". Y ¿por qué? Pues nos molesta simplemente porque nos hace preguntarnos a nosotros mismos ¿por qué nosotros no somos así o no nos comportamos así? Y en vez de aceptarse cada uno como es, volcamos nuestro odio con quien es distinto a nosotros. Somos nosotros mismos los que hacemos distintos a los demás, todos somos diferentes, por otro lado. La discriminación: el odio-amor al extraño y diferente, son formas de lidiar con el odio a-sí-mismo, no reconocido. Aquello propio intolerable, como dice un chico en su blog, "eso no reconocido en si mismo se localiza a fuera, en otros: extrangero y diferentes. Simbólicamente se transladan los papeles. Lo "malo" propio es depositado en otros, que ahora cargan con las culpas. Al criticarlos, herirlos o matarlos, se controla el deseo propio intolerable. Así que reconociendo genuinamente el odio y deseo propio en eso que se "odia" en los demás, no se adjudicarían culpas, ni deseos a otros". No se golpearía a si mismo en los demás: extranjeros, personas de otra raza, ideología política, religiosa, sexualidad, ancianos, niños, mujeres embarazadas o personas con discapacidad física o psíquica. Simplemente no se discriminaría.
Por eso pienso que la Fundación Príncipe de Asturias ha perdido una oportunidad de oro para conceder el premio Príncipe de Asturias de los deportes de este año al conjunto de atletas paraolímpicos español que en los últimos juegos alcanzaron, no sin un esfuerzo ímprobo, como son sus vidas, 48 medallas, triplicando así las conseguidas por los deportistas españoles en los juegos de Londres 1012, días antes. Habría sido la mejor manera no sólo de reconocerles su largo esfuerzo personal y su valía, sino también de aceptación absoluta de las personas diferentes. No quiero imaginar lo que ese premio hubiese supuesto, ya no para este colectivo de atletas, sino para todas las personas discapacidadas que tanto se esfuerzan en demostrarnos que "todos somos eso, personas", con los mismos derechos. La sensación que siente una persona por ese "reconocimiento" social es imborrable. Si reconoces una cosa pequeña se multiplica.
Pero hoy en día, que todos los premios que se dan están fuertemente mediatizados, las buenas noticias parecen no ser noticia. Todos conocemos a gente que se deja el pellejo y son grandes héroes en sus territorios locales, pero aún no pueden aspirar a formar parte de muchos de estos premios sociales. Mientras todos sigan, insisto, fuertemente mediatizados e influenciados por el poder y por el dinero, como lo están los premios Príncipe de Asturias, pues el premio de los deportes se ha otorgado este año a "un par de millonarios" como Iker Casillas y Xaví Hernández, como bien dice mi colega Jaime Poncela en la nueva revista digital asturiana Fundición Príncipe de Astucias, y "por su capacidad para no darse patadas en las espinillas. Hay que joderse. No me creo que esta sea la época en la que más se respeta a las minorías". Estoy con Jaime, a Casillas lo están haciendo uno de los hombres del momento, joven poco cultivado pero buen futbolista, como son la mayoría de ellos, no son ninguna "lumbrera", con novias que también las hacen millonarias no por lo que valen principalmente, sino porque son las "novias de" o las "esposas de" y están casadas con fulanito de tal, como ven todo muy, pero que muy "académico", Así funciona muchas veces este mundo, desgraciadamente, donde se bombardea constantemente la inteligencia de las personas, y si estas son mnujeres, pues casí ni interesan a los medios grandes, mejor silenciarlas cruelmente que darles un buen premio. Perdonen, aquí ya nada es real, ni la mismísima Casa Real.
Vivimos en una sociedad lamentablemente hipermasculinizada e hipermediatizada. En mi opinión, sin salir de Asturias, ya hay mujeres que merezcan un premio Príncipe de Asturias, no les digo sin salir de España, ¿pero, qué pasa? que no interesa dárselo, y además como los medios las silencian, no las conocen del todo bien, lo que interesa a una sociedad machista es seguir con "más de lo mismo": fuerte mediatización, jurados muy masculinizados y fuertes reticencias a otorgar premios a mujeres. Seguimos igual, una pena. Yo en cambio estoy con Stephan Hessel, autor del libro "Indignaos"; pienso que "es necesaria una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no prometen como horizonte para nuestra juventud más que el consumismo de masas, el desprecio de los más débiles y de la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos". No comparto este tipo de actitudes, no hay que competir, hay que compartir. Hay que educar en valores, y para la solidaridad. El norte de la educación es ético, a esos valores hay que incorporar la democracia y los Derechos Humanos. La llamada globalización neoliberal ha traido el expolio económico y el despoesimiento democrático generalizado.
Todos conocemos a grandes héroes anónimos que nunca se llevan premios, saquémosles a la superficie, nadie es superior a otro, ni inferior, y estas personas están ahí, a nuestro lado todos los días..., este artículo va por ellos.
P.D.: Por cierto, secuestrar Dominios.es de una nueva revista digital asturiana es "déficit democrático", además de una actitud colegial, de alguien que quiere deshacerse del que piensa "diferente".
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