Si la vida tiende hacia el desorden somos el producto de una involución. El progreso es otra alucinación y megalomanía humanista producto del antropocentrismo que quiere abarcar el infinito y no se ve a sí mismo. Venimos de la nada, acabamos en la nada, y no somos nada. Puro vacío. Así ad infinitum.
La ciencia práctica ha contribuido a afianzar el antropocentrismo animándonos a creer que podemos desentrañar los secretos del mundo natural y plegarlo a nuestra voluntad. Así se fundamenta la pretendida diferencia entre el ser humano y los animales. De hecho, el valor supremo de la ciencia consiste en mostrar que lo que los humanos estamos programados para percibir no es más que una quimera.
Si la vida tiende hacia el desorden somos el producto de una involución. El progreso es otra alucinación y megalomanía humanista producto del antropocentrismo que quiere abarcar el infinito y no se ve a sí mismo. Venimos de la nada, acabamos en la nada, y no somos nada. Puro vacío. Así ad infinitum.
ResponderEliminarLa ciencia práctica ha contribuido a afianzar el antropocentrismo animándonos a creer que podemos desentrañar los secretos del mundo natural y plegarlo a nuestra voluntad. Así se fundamenta la pretendida diferencia entre el ser humano y los animales. De hecho, el valor supremo de la ciencia consiste en mostrar que lo que los humanos estamos programados para percibir no es más que una quimera.
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