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lunes, noviembre 29, 2010

AL OTRO LADO DEL MURO



Creo que como decía Rosa Chacel, para un escritor "la infancia es su capital". En ese sentido, las personas, el paisaje humano, que te rodean en los primeros años de vida, te influyen decisivamente en tu manera de ser, de actuar, de relacionarte con los demás. El barrio, las gentes del barrio donde naces y vives en los primeros años de tu vida, conforman tu sensibilidad y tu modo de ver las cosas. La realidad es un misterio, un complicado e inabarcable bosque, cuyo recorrido sólo se puede hacer en solitario y de donde nadie ha salido nunca siendo el mismo que era. Es el precio que hay que pagar a cambio de un conocimiento que nadie ha podido demostrar si es reconpemsa o condena.
He visto con mis ojos la realidad del otro lado del muro, la vida de los excluidos, marginados, estigmatizados, diversos, o de sexualidad no convencional... Aún así soy una mujer privilegiada, y en occidente la mujer corre el peligro de caer en el error de creer que el privilegio de unas pocas es una situación generalizada. Nada más lejos de la realidad: desde niña nada es igual, aprendes pronto que como mujer hay privilegios que no son para tí, que nadie te baila el agua, que no se te respeta y valora como persona. Es sólo el comienzo de lo que como mujer te vas a encontrar en la sociedad.
Son vergonzosos y estúpidos los muros que levantamos entre nosotros, entre las personas habría que tender puentes, no levantar muros, ya lo decía Newton, "los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes".
Este artículo es un invitación a pensar entre muros, una reflexión entre fronteras, entre límites que parecen infranqueables, que separan a unos grupos sociales de otros, con pretextos absurdos. Cayó el muro de Berlín, que dividia a las dos alemanias, pero quedaron otros muros. Les llamán los muros de las verguenzas. Se han construido por infinidad de razones, pero la realidad es que impiden la libre circulación de las personas y hacen que los emigantes se arriesguen más, pongan en peligro sus vidas, por entrar a determinados territorios. Estos son los otros muros:
Estados Unidos-México
El muro de Israel en Cirjordania
El muro entre protestantes y católicos en Irlanda del Norte
El muro de las dos Coreas
Arabia Saudita el reino amurallado
Brasil, un muro en las favelas
Sahara Occidental y un muro de piedra y minas
El muro entre Botswana y Zimbabwe
Chipre, la isla dividida
El muro entre Paquistán y la India
El muro entre Iran y Paquistán
España: el muro de Ceuta y Melilla
El muro entre Kuwait e Irak
Uzbekistán y su muro de alambre
En América Latina, crecen a diario los muros invisibles de los indígenas y campesinos desplazados.
Los muros causan muertes y pérdidas económicas y sociales, marginación, pobreza e incomunicación. Nuestra tarea es luchar por cambiar el mundo. La vida es un pasaje que se nutre de contradicciones, complejidades, desencuentros, intercambios, intereses, pasiones y apatías, sinsabores y una buena dosis de incertidumbre. El ser humano es esencialmente el mismo, del garrote primitivo hemos pasado al electrónico; el desarrollo científico, tecnológico y cultural, no ha ido parejo en absoluto con el progreso humano. Si nuestros antepasados prehistóricos se zurraban con garrotes y piedras, ahora lo hacemos igual, sólo que con sofisticadas bombas.
Recuerdo a Quevedo, poeta del Barroco, que sentía una honda preocupación por todo lo que le rodeaba, ya fuesen temas filosóficos, religiosos, morales o amorosos, y los desarrollaba de manera intensa, muchas veces satíricamente. La época en la que vivió Quevedo se caracterizaba sobre todo, por dos cosas fundamentales: de un lado, el declive del país en todos los niveles (moral, económico, social, espiritual y militar); y por otro, y como consecuencia de lo anterior, el florecimiento de las artes, sobre todo de la poesía.
Como diría Chavela Vargas, "sería divino el mundo, si en cada casa hubiese un García Lorca, si en vez de fusiles hubiese música, en lugar de cañones poesía, y en vez de cosas feas, sueños hermosos". Defendamos nuestros sueños con fiereza.

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